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Por Samuel Astorga A.
En el horizonte apaciblemente se ve una ola nacer. Miles de miradas nerviosas murmuran de expectación, esperando kilómetros, hasta que lentamente la ola comienza a crecer.
Una montaña de agua se levanta hasta curvarse. Parece la boca de un monstruo con labios gigantes.
Lentamente comienza a cerrarse y comienza a estallar con el mar...
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Publicación original en: Panorama Deportivo.
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